Plaza de capuchinos de Córdoba

Hola a tod@s! Una vez más continuamos compartiendo con vosotros otra de las plazas emblemáticas de nuestra ciudad, en este caso vamos a hablaros de la Plaza de Capuchinos, conocida popularmente como la Plaza del Cristo de los Faroles por la espectacular escultura que alberga y de la que hablaremos un poquito más adelante.

La Plaza de Capuchinos está situada en el barrio de San Miguel-Capuchinos y a ella se accede a través de la Cuesta del Bailío o por la Calle Conde de Torres Cabrera.

Se trata de una plaza rectangular y empedrada con un encanto muy especial cuya conformación se produce por la construcción en 1633 del convento de frailes franciscanos y la Iglesia de los Dolores, terminada esta última en 1728. A principios del siglo XVII Fray Félix de Granada compró una casa ubicada en este lugar al Marqués Almunia, de ahí que antiguamente se conociese la plaza como la Plaza de la Almunia, para construir el convento ya citado. Sin embargo, tras varias desamortizaciones, el convento fue derribado y en su lugar se construyó el antiguo Hospital de San Juan y San Jacinto en 1710, hoy en día Residencia de Nuestra Señora de los Dolores para ancianos.

Una de las cosas que más llama la atención de esta plaza es su sobriedad, puesto que las fachadas de todos los edificios que hoy en día encontramos en ella son lisas y encaladas por lo que llama la atención también su blancura. Estas fachadas de cal solo se rompen con las portadas en piedra tanto de la iglesia de los dolores como del antiguo hospital.

Es una de las plazas más famosas de la ciudad y de ella dijo el gran arquitecto Rafael de la Hoz Arderius que “jamás en la historia se ha hecho más con menos”, y también el poeta Ricardo Molina dijo que “no es más que un rectángulo de cal y cielo”.

Pero el protagonista indiscutible de esta plaza es el Cristo de los Desagravios y Misericordia o, como todos lo conocemos, el Cristo de los Faroles. Es una magnífica escultura realizada en 1794 por el cantero Juan Navarro León. Se encuentra en el centro de la plaza, rodeado por numerosos faroles que son los que le dan su nombre popular. La blancura de los muros contrasta con la piedra de esta escultura barroca, otorgando al conjunto dramatismo y una belleza espectacular.

Existe además una leyenda que envuelve al afamado cristo. Según cuentan, durante muchos años, al llegar las doce de la noche se oían en los alrededores de la plaza unos pasos y un hombre encapuchado se acercaba al Cristo de los Faroles y susurraba algo que parecía una oración, después desaparecía. Nadie había logrado ver su rostro hasta que un día él mismo se descubrió y reveló el misterio a quienes cuidaban la escultura del Cristo. El misterioso encapuchado se presentó como soldado del rey y contó que, años atrás, fue asaltado por unos bandidos y cuando estaba a punto de morir se despertó aturdido frente al Cristo de los Faroles. Desde entonces, el soldado se acercaba todos los días a la misma hora que el Cristo salvó su vida para agradecérselo. Nunca más volvieron a verlo. 

Esperamos que este post os sirva para conocer un poquito más de nuestra ciudad. Podéis enviarnos cualquier duda o apunte a info@qurtubavisitasguiadas.es estaremos encantados de leeros y responderos. ¡Os esperamos!

Saludos!

Autor/a: Alba Mª Pino Molina

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